El pecado comienza de nuevo
A milímetros del cielo
Una nueva pregunta
Un viaje de un carnívora estricta
Que lame sus piernas sobre la mesa
Luego de una cacería
Adicta por el sufrimiento
Regalo de humos y sueños errantes
Sin penas no hay ganancia
Hasta la vejes en donde las salivas
Se caen entre descansos no premeditados
Comer frutas rojas oyendo violines
En los finales del tiempo que no pedí presenciar
Con panes hechos a manos
De enemigos que escupen sobre la harina cruda
Y bebidas calientes para saciar la soledad de los cigarrillos que se terminan por consumir
En la madera de carpinteros prófugos
Una querida desdicha
Que extrañare en algún momento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario